viernes, 14 de junio de 2013

CUÍDATE DE LOS QUE SABEN ESCRIBIR

Yo no soy escritora ni pretendo serlo pero quiero humildemente homenajear a todos aquellos que con sus historias, cuentos y novelas nos hacen soñar. 



"Esa noche no pudo dormir. Estaba inexplicablemente nerviosa, iba a volver a verlo. Sólo se habían visto en una ocasión pero ya entonces sus piernas temblaban como gelatina, sólo esperaba que él no notara su nerviosismo.

Le ocurrió lo que le ocurre siempre que está muy nerviosa, se la cierra el estómago, es incapaz de probar bocado. El corazón le palpita de tal manera, que está convencida que todo el mundo puede oír sus latidos. Un sudor frio le recorre la espalda.

En realidad era perfectamente consciente de que todo eso era absurdo, pero todo aquello escapaba a su control. Era como ver a ese artista al que admira por su maravilloso talento, ese actor como la copa de un pino, o ese cantante que compone todas sus interpretaciones. Pero él no era ningún artista, no conocido al menos, pero para ella sí era un artista, un mago de las palabras. Sus trucos de magia la transportaban a un mundo de fantasía donde todo era posible, donde todo tiene un final feliz. Se sentía como Alicia en el país de las Maravillas, se topaba con animales que hablaban, con dulces gominolas o con viajes inesperados. Así era él, sacaba un conejo de su chistera y ella quedaba embelesada como una niña que va por primera vez al circo.

Aún no sabía lo que iba a ocurrir, tampoco debería esperar nada, pero su corazón adolescente no podía reprimir lo que sentía. No es que ella fuera una adolescente, al menos no físicamente. Pero lo cierto es que su corazón era adolescente, vibrante y con ganas de hacer muchas cosas. Sentía que los años pasaban y la quedaban tantas cosas por hacer… Ciertamente había hecho cosas grandes, había logrado algunos de sus sueños, sin embargo siempre tenía la sensación de que el tiempo se le escurría de entre los dedos como la arena de un reloj, tic tac.

Y de repente apareció él en su vida con su mundo de magia y la encandiló, sin ni una sola palabra dirigida a ella. Su pasión por la lectura hacía que viviera con gran intensidad sus cuentos, ponía voces y caras a los personajes, participaba con ellos en sus historias y se adentraba en el hoyo por el que Alicia cayó. El hoyo era cada vez más profundo y llegaba a un mundo irreal que a ella la hacía soñar.

Y como Alicia, soñó y soñó y se resistía a despertar. Deseaba continuar en aquel mundo en el que todo era posible con fantásticas criaturas que la hacían feliz, con sombrereros locos y reinas de corazones y eso la hacía olvidar que su vida era otra. Y soñó que él pensaba en ella y que escribía para ella. Y llegó el momento de despertar de ese dulce letargo que la hacía huir del dolor, y se topó de golpe con la realidad, que resultó no ser tan dulce. Pero en los cuentos los finales son siempre felices, y en este cuento también. Y es que él escribió un cuento... sólo para ella."


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