martes, 24 de junio de 2014

UN TREN LLAMADO DESEO


Sigo a un bloguero taxista que todas o casi todas sus entradas están inspiradas en lo que sucede en su taxi, o al menos así lo creo yo porque si todo lo que cuenta fuera real sería un fenómeno. Pensando en un viaje que hice recientemente a Madrid se me ocurrió dejar volar mi imaginación e inventarme una historia de amor que perfectamente pudiera ser verídica.
Espero que os guste esta historia de folletín o de película o de la vida misma.


"Bajando del tren nuestros ojos por fin se encontraron, nerviosos, sin saber muy bien qué esperar. Habíamos imaginado ese momento miles de veces, intentando sentir en nuestra piel ese primer contacto visual. Tus ojos negros resultaron ser como un hechizo virtual que se esfumó en el primer saludo, convirtiéndose en un hechizo de verdad del que ya no puedo escapar.

Tantas horas hablando habían hecho que fueras real para mí, real como aquel viaje que había estado dispuesta a emprender, un poco a la aventura. Jamás había hecho nada semejante, pero tomar esa decisión fue una sensación de libertad difícil de definir. Por fin en mucho tiempo me sentí como una mujer, una mujer en toda su expresión, capaz de hacer cosas sola, sin depender de nadie, y eso me hizo sentir especial. Como tus palabras cada atardecer en el chat de la esperanza, del amor y del deseo.

Deseo, una palabra casi olvidada en un rincón del desván. Me sentía deseada, y esa era una de las sensaciones que me hacían vibrar, como las cuerdas de un piano, arrancando de las teclas de mi alma un sonido prodigioso. Tú eras ese virtuoso pianista que hermoseaba mi vida, dándole un nuevo sentido, un motivo más por el que vivir y renacer.

Tantas cosas que nos separaban haciendo de nuestra historia un imposible como la mariposa que se empeña en acercarse a la bombilla candente siendo plenamente consciente del deterioro que eso supone para sus alas, intuyendo que aquello podría significar su muerte. Pero qué más daba, ya estaba muerta, encerrada en un circulo de desencanto, y rutina sin sentido. Sin embargo los nexos de unión entre nosotros eran tan fuertes que nos sentimos como almas gemelas. 

Mi cuerpo temblaba como las hojas mecidas por el viento del otoño cuando me abrazaste y sentí el calor de tu cuerpo trasnsmitiéndome tu deseo. Tu deseo por mí, por mi madurez. El roce de tus labios en mis mejillas hacían estremecer hasta las pecas de mi cara, esas que tú te empeñabas en querer contar, por mi cara, por mi cuerpo. Y el deseo se apoderó de mí, obligándome a buscar tu boca, saboreándote como en el más dulce de mis sueños. Tu sabor bajó por mi garganta, quemándome las entrañas de pasión desenfrenada. Tus besos dulces con sabor a fruta joven hicieron que me abandonara a tus deseos y fui tuya en cuerpo y alma volando juntos alcanzando la cima del Everest sin porteadores que llevaran nuestro lastre.

Y el tren pasó rápido, con la velocidad del martín pescador cuando se lanza a por los pequeños e incautos peces que nadan bajo su atenta mirada. Ni siquiera hizo una parada en la estación en la que de repente me encontraba, sola, en el andén de la desesperanza y no hice nada por parar ese tren, ni una señal, ni tú echaste mano del freno de emergencia. Y el tren pasó rápido mientras soñaba que nuestros cuerpos se unían en maravilloso éxtasis. Y el tren pasó y no sé si volverá a pasar."

lunes, 16 de junio de 2014

ROJO PASIÓN

Sé que hace mucho tiempo que no me paso por aquí, no sé si me habréis echado de menos o no, pero yo sí he echado de menos escribir aquí, porque escribir sigo escribiendo mis poesías que tal vez algún día, perdiendo todo pudor, publique en el blog.

No es que tenga sequía de ideas o de inspiración, ni siquiera de reseñas, en realidad estoy desbordada, de tal manera que no sé ni cómo plasmar todo lo que siento o lo que se pasa por mi mente. 

Intentaré en este mini relato, reflejar parte de lo que me inspiran mis vivencias, o tal vez lo que haga sea escupir las palabras que salen de manera atropellada. Espero que os guste o al menos que paséis un rato entretenido leyéndolo.

"Estaba segura de que todo eso ya lo había vivido, era un déjà-vu, su déjà-vu. Pero de eso hacía mucho tiempo, sin embargo los sentimientos eran los mismos. Los sentimientos de una adolescente de 17 años, enamorada de la vida, del vecino del quinto, del panadero y del profesor de gimnasia.

Su amor por la vida, de succionar cada minuto, la llevaba a amar, amar en general, y a él en particular. En su corazón cabía un regimiento, un regimiento de sentimientos y emociones que a veces se resistían a formar y cuadrarse.

Sus desengaños no la apartaron de amar, esa necesidad pesaba más que cualquier dolor que le hubiera podido producir un desengaño de amor, de amigo, de la vida.

Por eso la llamaban loca. Y es verdad que incluso ella misma llegó a pensar que estaba loca. Loca porque ya no tenía edad para sentirse así, no debería sentirse así. Aunque tal vez ese fuera parte de su encanto, su risa contagiosa rayando en la histeria, su pasión en todo lo que hacía, bailar, cantar, acariciar, besar, amar. El rojo era su color, a menudo pintaba sus labios de carmín rojo, porque así veía ella la vida, un rojo a borbotones desbordantes.

Había intentado ser de otra manera, más comedida, pero no podía, no era ella siquiera si lo intentaba. El amor, la pasión eran temas recurrentes, pero qué podía hacer. Había vuelto irremediablemente a los 17 y no sabía si sentirse afortunada o una pobre desgraciada."