sábado, 20 de septiembre de 2014

SENSACIONES

A veces tengo la terrible sensación de que nada de lo que hago está bien o que todo lo que hago está mal. Es una sensación tan desagradable como la arena en los ojos o la mirada lasciva del gordo apoyado en la esquina.

Cuando tengo uno de esos días en los que parece que no doy ni una me pregunto qué narices hago yo en este mundo. Gracias a Dios esos arrebatos me duran lo que tardo en escribir esta entrada.

Añadamos a esto la sensación de tener que ser perfecta, estar perfecta y sonreír perfectamente. Como si una no tuviera derecho a tener un mal día. Si tu entorno te ve mal repercute en todos ellos, ¡leches pues sí que soy importante! O que constantemente te estén recordando que tienes una edad y que esto o aquello no es apropiado. Esta es una sensación peor que las anteriores y la odio con todas mis fuerzas, sí, porque cuando odio es siempre con todas mis fuerzas, no sé odiar flojito, del mismo modo que no sé amar flojito. De hecho quiero que en mi epitafio ponga "Odio estar aquí con todas mis fuerzas", porque todos mis sentimientos son con todas mis fuerzas, no tengo termino medio, para pesar de muchos y tal vez del mío propio. 

Dicho esto, pido solemnemente que se me deje de juzgar, que se me deje sentir y vivir como me sale... del alma.

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