lunes, 13 de abril de 2015

TU ROSTRO

Suena el despertador, es hora de levantarse, has pasado mala noche pero tienes que ir a trabajar. En realidad no te gusta tu trabajo, pero te da de comer, a ti y a tu familia. El jefe es de esas personas amargadas y descontentas con la vida que deja patente su amargura en las carnes de sus empleados. Puedes intentar ponerte en su lugar, quizás él tampoco ha pasado buena noche, o tampoco le gusta su trabajo pero tienes que ir al curro y sufrirlo un día más. Sales de casa corriendo como siempre, m... aun no te ha hecho efecto el café, vas a cámara lenta y tienes que ir acelerado para coger el tren. Menos mal llegas a tiempo, el tren suele ser puntual. Ves un asiento libre y te sientas agotado ya. El tren se pone en marcha y observas a tu alrededor. Caras y más caras, todas del mismo color, gris. ¿Tendré yo el mismo color? te preguntas y sabes la respuesta, sabes que lo más probable es que tú también tengas ese color, el maldito color gris.

Con esta reflexión en mente pensé que había que hacer algo al respecto, intentar cambiar eso, buscar la luz al final del túnel y quizás esa luz sea la cara de tu amado o de tu amada. Busquémonos y amémonos.

"Hoy he vuelto a buscar tu rostro,
ese óvalo perfecto entre la multitud de caras grises
y geometrías somnolientas que bostezan 
en el vagón de arrastre de sus vidas anodinas.

Esos rostros estancados en el andén de la amargura, 
en el suspiro de la estación término.

Hoy he vuelto a buscar tu rostro feliz
por los besos que nos dimos,
los que guardas en tus bolsillos
y que tienes enumerados.

Cuenta los besos amor, y verás que te falta uno,
el que yo me llevé, el último beso en la estación.
Ese beso es mío, el que me ayuda a buscar tu rostro,
en otra boca, en otro destino.

Al fin encuentro tu rostro, 
cuando cierro mis ojos al otro lado de la catenaria
rescatando tu beso con sabor a luz,
con sabor a óvalo perfecto."

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