lunes, 13 de julio de 2015

MORIR DE AMOR


El amor, ese sentimiento capaz de mover el mundo, tu mundo, mi mundo. Ese sentimiento que varía en intensidad, que tiene diferentes nombres y de ningún modo deja  a nadie indiferente. O amas o eres amado o sufres el desamor o sufres por no haber amado.


El otro día conversaba con una persona a la que adoro, sobre la poesía y la incidencia de ésta del sufrimiento en el amor. Él no podía comprender cómo el amor se puede basar en el sufrimiento. Para mí es completamente comprensible vivir el amor con tanta intensidad que duele, tanto si es correspondido como si no. Y me decía que  uno debería recrearse en lo placentero y no en el dolor. Cierto, amar y sentirse amado es lo más placentero y sublime de la vida pero para mí de ningún modo es esto incompatible con el dolor.

"Baso mi amor en la esperanza y en la felicidad que la persona a la que amo me proporciona." Estas fueron sus palabras textuales sin duda acertadas.

Morir de amor son palabras que hemos escuchado en canciones como aquella de Miguel Bosé, o en poemas o en novelas o en citas de películas. Y el otro día una amiga lanzaba esta pregunta al aire en una red social "¿se puede morir de amor?" y yo digo...ojalá.


Me preguntas si se puede morir de amor
y yo te digo que ojalá fuera posible.
Porque me duele amarte, me quema el alma
y las cuencas de mis ojos.

En el desgarro de mis muslos y la humedad de mi cama,
vivir la muerte de amarte con prisa, sin pausa.
Quizás me sorprenda la muerte sin haber terminado de amarte
y venga con su guadaña a balancearme ante tu rostro
añadiendo la tortura de un final inminente.

Ojalá fuera posible morir de amor
y colgarme de tus pies y que sean ellos los que me columpien
desparramando mis emociones
que otros pisan mientras se burlan.

Son necios que se niegan a amar por miedo a morir,
por miedo a cicatrices visibles a los ojos del próximo amante
ese que pasa de largo
el que se sube y se baja por temor a morir de amor.

Ojalá se pudiera morir de amor.

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