Es curioso lo que la lectura, bien sea de un libro o de un simple poema, puede provocar en nosotros. Emociones encontradas, sentimientos olvidados o simplemente ponernos la piel de gallina. A veces son como las cosquillas que te hacen con una pluma, pero otras son como un vendaval que te arranca del alma las células muertas generando una nueva piel que te hace sentir la vida, el amor, la pasión, el desgarro, el calor de las entrañas, el susurro de la muerte, sí, todo eso puede transmitir un poema o una novela o simplemente la lectura de un libro.
Leyendo un poema en un blog de poesía, sentí la necesidad de escribir lo que viene a continuación. A pedir cuentas a aquellos que nos muerden con sus poemas para que luego no nos echen en cara nuestra locura, provocada por cada una de de sus letras.
"Aquellos versos que mordieron sus corazones para siempre".
El Mordisco de un Poema
Muerden tus poemas, como muerden tus manos
cuando acarician mi intelecto.
Te pediré cuentas por hacerme sentir
más allá de lo lícito y ventajoso.
Me obligarás a dispararme en un pie
a cojear el resto del camino
el angosto con piedras de aristas
con palos en las ruedas
con mochilas cargadas de agónicas sonrisas.
Te pediré cuentas por recriminarme
que sienta lo que siento y me culpes
y me tildes de rebelde cuando eres tú
el causante de mi rebeldía
el que me muerde con sus poemas
como muerden sus manos
cuando acarician mi intelecto.