martes, 27 de febrero de 2018

VACÍO

Leí recientemente que el vacío emocional es bastante común. Uno tiene un agujero en su alma que muchas veces resulta difícil de identificar. Te falta algo, tienes una carencia, puede que la tengas más o menos identificada, buscas, revuelves, pruebas y aun así no consigues llenar ese vacío. Por un tiempo lo minimizas con tu pareja, con tus hijos, con una vida espiritual o quizás para otros con una vida de desenfreno. Pero la mente es una yonki emocional, su calma dura poco, los efectos de su droga son efímeros y sus síndromes de abstinencia son cada vez más dolorosos y más intensos. Sin embargo a veces la vida puede dar alguna sorpresa y en uno de sus giros das de bruces con tu alma gemela que rellena casi a la perfección el agujero de tu alma. ¿Quizás te faltaba el amor, el amor de verdad? ¿Tenías un sucedáneo antes? Puede ser, en cualquier caso hubo un tiempo en el que me salió escribir esto.


Imposible llenar el espacio
De este hueco en mi alma.
Es un libro sin prefacio,
Lleno de apuntes en blanco
Interminables en el tiempo.

Rellenarlos eso intento
En mi mundo torpe y manco
Rodeado de pensamientos funestos
Que quieren ser mis maestros.

En sus márgenes vacíos
Tengo un sitio para ti.
Entre líneas yo te quiero
En un capítulo aún sin fin.

Ni prefacio ni epílogo
Llenarán jamás mi libro.




Tres años han pasado desde que escribí esto y el tiempo nunca pasa en balde, maduran las entrañas, salen arrugas en el corazón, las perspectivas son desde otro ángulo y el cristal de las gafas cambia de color. No sé si como "poeta" habré madurado, pero como mujer sí.


El resumen es breve
llegaste llenando el espacio
de mis neuronas maduras 
tras el telón de este teatro,
recomponiendo mis pedazos   
en una obra de tres actos.

Acto primero: Me amas
Acto segundo: Te amo
Acto tercero: Nos amamos